Ha convenido la datación de la Edad Moderna entre el descubrimiento del Nuevo Mundo (1492) y la Revolución Francesa (1789). En este periodo, los sistemas tecnológicos de la ordenación urbana fueron una característica en auge, que se tornaron en principales hacia el comienzo de la Edad Contemporánea. Así, en el año 1600 algunas ciudades europeas, como Londres, ya albergaban poblaciones superiores a los 100.000 habitantes; o como París, que alcanzaba los 200.000.
Durante la Edad Moderna comenzaron a desarrollarse grandes
imperios mundiales, principalmente a cargo de españoles, ingleses, franceses y
alemanes, iniciándose la exploración de extensas áreas desconocidas. Con el
viaje del descubrimiento la influencia de la cultura europea se extendió por el
mundo.
En el siglo XVII los europeos se fueron dotando de nuevas tecnologías, y en
sus incursiones por tierras inexploradas dominaron otros pueblos, adquiriendo
una creciente habilidad y poder tecnológico para modificar grandes áreas de la
tierra y hacerlas productivas.