El
mundo de los aromas tuvo un importante parón. El componente sensual
y frívolo transmitido por los perfumes no era del agrado de los
altos estamentos eclesiásticos. Pero este alto en el camino fue sólo
temporal y es que el perfume había llegado para quedarse. Los
intercambios culturales entre Oriente y Occidente y las cruzadas
favorecieron la propagación y difusión de actitudes, materias
primas y culturas referidas al baño.