Surgió la necesidad de dar exactitud a la medida del tiempo. Es decir, dividirlo en fracciones exactas, con ritmo constante.
Fue necesario recurrir a un péndulo o balancín con resorte o peso, movido por un mecanismo regulador, así es como se inventa el "escape", y se debe agregar una aguja o elemento que señale las mediciones, y que debe moverse regularmente, para lo que se agrega un sistema de ruedas.
El
primer motor de relojería estaba formado por pesas, cuerdas o cadenas
alrededor de ruedas y se iban desenvolviendo. Los relojes medievales más
importantes eran de pesas, construidos en torres y campanarios, como el
de Dijón, el del Palacio de Justicia de París y el de la Catedral de Salsbury. Y también se construyeron grandes despertadores con este sistema de pesas.
En el Siglo XIV algunos nobles y señores comienzan a tener en sus casas relojes privados de pesas.
El
mecanismo llamado escape regula el descenso gradual de las pesas,
éstas, al descender, impulsan una serie de ruedas dentadas. A medida que
el péndulo oscila de un lado a otro, el áncora del escape deja avanzar
el engranaje . Esto produce el tictac del reloj. La pesa va bajando
hasta que llega a un límite y hay que volverla a subir. Posteriormente,
el resorte en espiral sustituye a las pesas. Alrededor del año 1500 comienza a utilizarse el resorte,
que reemplazaba al sistema de pesas y permitía la fabricación de
relojes más pequeños, portátiles, y que dio lugar a la realización de bellísimas artesanías y obras de arte de la mecánica y la orfebrería de la época.
Evoluciona éste sistema al llamado "escape de áncora", y el foliot da lugar al balancín vertical que dará origen al péndulo.